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Ciro Bianchi Ross: artífice del periodismo literario cubano

Ciro Bianchi Ross: artífice del periodismo literario cubano

Jesús Dueñas Becerra

La sala “Martínez Villena” de la Unión de Escritores y Artistas de
Cuba (UNEAC), fue el contexto idóneo para proyectar el documental
“Cuentero con oficio”, de la realizadora y periodista Susadny González
Rodríguez, producido por la UNEAC y el Centro de Desarrollo Cultural
Octavio Cortázar, y dedicado al maestro Ciro Bianchi Ross por sus 43
años de consagración al ejercicio periodístico.

Las palabras de presentación estuvieron a cargo del doctor Miguel
Barnet, presidente de la UNEAC, quien calificó esa actividad festiva
como un privilegio para el gremio de escritores y artistas que él
preside, y al ilustre homenajeado como puente de unión entre los
cubanos (no importa donde vivan), devenido ojo avizor y penetrante que
visualiza -como pocos- la esencia misma de la historia de Cuba. Por
otra parte, centra su atención e interés en la microhistoria,
lamentablemente relegada a un plano secundario por la mayoría de los
historiadores.

De ahí, que uno de los principales artífices del periodismo literario
en nuestra geografía insular sea valorado por el también presidente de
la Fundación Don Fernando Ortiz como un historiador y cronista… único
e irrepetible.

En el documental “Cuentero con oficio”, el actor Jorge Ferdecaz, ex
conductor del espacio “Como me lo contaron ahí va”, que transmite
semanalmente el capitalino Canal Habana, entrevistó a uno de los
mejores entrevistadores con que cuenta la prensa cubana contemporánea.

En sus respuestas a las preguntas formuladas por el joven actor,
Bianchi Ross hizo un recorrido -a vuelo rasante- por la historia de la
Cuba republicana (1902-1958), la cual -según el también columnista de
“Cuba Internacional” y del diario “Juventud Rebelde”- está, en
ocasiones, muy mal contada, o lo que es peor, tergiversada. Si bien no
adultera el hecho histórico en sí, le confiere un tono humorístico que
-sin duda alguna- lo distingue.

Su “personaje preferido” es La Habana, y como figura histórica digna
de estudio, el doctor Carlos Prío Socarrás, ex presidente de la
República de Cuba entre 1948-1952; año en que fuera derrocado por el
golpe de estado perpetrado por Fulgencio Batista y Zaldívar.

Los géneros periodísticos predilectos de ese maestro de la pluma y el
gracejo criollo son la crónica y la entrevista. Respecto a las
personalidades de la cultura iberoamericana entrevistadas por Bianchi
Ross describió -como sólo él sabe y puede hacerlo- las dificultades
afrontadas para poder entrevistar, por ejemplo, a los escritores Alejo
Carpentier y Augusto Monterroso.

Al autor de “El siglo de las luces”, porque le vetó las preguntas en
las que había pensado estructurar la entrevista, y a Monterroso,
porque le prohibió tomar notas o grabar las respuestas a las
interrogantes que -en ese contexto- le formulara.

Para Ciro, su paradigma periodístico era -es y será- el maestro
Enrique de la Osa, director de la sección “En Cuba”, de la centenaria
revista “Bohemia”, ya que ejerció una marcada influencia en su
formación como periodista, y le enseñó -mediante el ejemplo vivo- que
para ejercer rectamente nuestra profesión hay que ponerle corazón
(“bomba”) a lo que uno escribe (no importa el medio).

Entre otros temas, que -en su opinión- no podía soslayar u olvidar,
hizo una valoración muy satisfactoria de la obra poético-literaria y
periodística de Don José Lezama Lima (1910-1976), cuyo centenario
celebramos este año, y a quien considera uno de los mejores poetas y
novelistas cubanos de todas las épocas y de todos los tiempos.

Su relación profesional y amistosa con ese gigante de las letras
caribeñas y universales le costó una injusta sanción en la “época
gris”, en la cual el autor de “Paradiso” era vilipendiado por los
roedores de la inteligencia y el talento ajenos, que -según José
Martí- se alimentan del odio y la envidia.

Casi al final de ese material audiovisual, el destacado intelectual
cubano le susurró al oído a su entrevistador que es un hombre
realizado, no porque sea lo que dicen que es en el campo de la prensa
cubana, sino por el amor y la pasión que le dedica a todo cuanto hace,
aun a aquellas cosas -al parecer- más sencillas e insignificantes.

Le encanta re-leer las crónicas dominicales que escribe para “Juventud
Rebelde” o los materiales periodísticos que redacta para los medios de
prensa con los cuales colabora habitualmente, porque -admitió-
constituye una gran alegría… como si fuera la primera vez que ve su
nombre en letra de imprenta.

Por último, se autodefinió como un ser humano sencillo y humilde por
naturaleza, y de acuerdo con su filosofía de la vida, “la suerte hay
que hacerla y las oportunidades -cuando se dan- hay que
aprovecharlas”, concluyó.


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